¿Por qué la formación de profesores en IA ya no es opcional?

Ideas para incorporar la IA a las clases de español online

La inteligencia artificial IA no es ni una moda ni un concepto futurista; es la realidad que está transformando la enseñanza y el aprendizaje en las aulas de todo el mundo. Muchos profesores se llevan las manos a la cabeza al pensar que tendrán que corregir trabajos o composiciones hechas por IA. Quizá es porque todavía no hemos enseñado a nuestros alumnos a utilizarla de forma crítica o porque también los docentes estamos aprendiendo en el camino. El profe que no haya pedido a la IA que le facilite ideas para una secuencia didáctica que tire la primera piedra. Así que, queramos no, la IA está aquí para quedarse y cuanto antes la incorporemos a nuestra estrategia de enseñanza, antes podremos aprovechar todo lo que sí puede ofrecernos en pro de la calidad educativa. ¿Hacen falta grandes sofisticaciones? Realmente no. Como pasa a menudo, menos es más y, por eso, nos animamos a compartir tres sencillas pero efectivas experiencias de aula.

La IA como apoyo al aprendizaje cooperativo

Nuestras clases de español online están dirigidas a estudiantes adultos y son, en su mayoría, individuales, por lo que los alumnos no se conocen entre sí. Sin embargo, esto no impide que busquemos que se sientan parte de una comunidad, donde, aunque no se conozcan, todos van a ser necesarios para crear algo en conjunto.

Hace pocas semanas nos propusimos crear la “canción del verano”, un concepto que nuestros estudiantes tienen muy presente, pues muchas veces se animan a aprender español gracias a temas pegadizos de la música latina. Por eso, les pedimos que respondieran a una simple pregunta: ¿Qué es para ti el verano?, explicándoles que con sus frases y la ayuda de la IA íbamos a componer una canción. Les contamos con qué herramientas íbamos a trabajar y les pedimos que nos dijeran cuál era su estilo musical favorito, para acercarnos al máximo a los gustos del grupo y adaptar la canción al ritmo que eligiera la mayoría.

Quienes quisieron participar enviaron sus ideas en frases cortas; algunas más poéticas, algunas más sarcásticas, algunas de nivel principiante, otras casi maestro y todas fueron bien recibidas. Recogimos un total de 20 frases y pedimos a ChatGPT que las convirtiera en canción respetando al máximo la literalidad para que todos se sintieran reconocidos y representados en el resultado. A continuación, utilizamos Suno para ponerle la música: una mezcla entre bachata y hip hop según los gustos de nuestros alumnos. 

El tema quedó bastante resultón, para qué negarlo, y se lo enviamos a todos los participantes. La respuesta fue superpositiva: cada uno escuchaba la canción con ganas de encontrar “su” frase y reconocer su texto en español. Esa curiosidad hizo que la experiencia fuera aún más significativa, pues todos se sintieron parte de algo colectivo, a pesar de no haberse visto nunca en persona. 

Pero la cosa no quedó ahí. Lo mejor fue que días después un alumno nos comentó que había aprendido la palabra “sudor” gracias a esa canción. La palabra la había aportado otra persona, pero él, que no la conocía, al escucharla en una canción la había interiorizado de forma natural y divertida. Es decir, había ampliado su vocabulario con una exposición fuera del aula. ¿Se habría podido crear tal canción y obtener tal resultado sin IA? Seguramente no.

Que un estudiante se sienta parte de una creación colectiva, que reconozca sus palabras en español en una canción, o que aprenda vocabulario nuevo gracias a lo que aportaron compañeros a los que no conoce, no solo amplía el conocimiento lingüístico, sino que fortalece el vínculo con su proceso de aprendizaje haciéndolo más significativo y duradero. Y eso, en el fondo, es lo que queremos. Por eso, pensamos que este ha sido un buen uso de la IA.

Creatividad, reflexión y debate crítico

Otra experiencia en nuestra academia de español nos llevó a celebrar las Fallas en una clase grupal, donde exploramos todos los detalles y curiosidades de esta tradición valenciana. Tras trabajar el léxico y el contenido cultural, propusimos a los alumnos un reto creativo: imaginar y describir cómo diseñarían su propia Falla. Les invitamos a pensar en los personajes, el mensaje o la crítica que incluirían y cómo la representarían.

Cada estudiante escribió su descripción y la explicó a sus compañeros. Después, utilizamos la IA de Canva para transformar esas ideas en imágenes y dar “vida” a los pensamientos de cada uno. Al final, compartimos todas las creaciones en grupo, votamos cuál sería la Falla más bonita y elegimos también la que “indultaríamos”, argumentando las razones de nuestra elección.

Esta actividad no solo fomentó la creatividad, sino que permitió a los alumnos comunicarse y tomar decisiones en español durante todo el proceso, sentir la emoción de dar instrucciones a la máquina y esperar el resultado, al tiempo que ampliaban su conocimiento sobre una de las fiestas más emblemáticas de la cultura hispana.

Todo este tipo de juegos en español los llevamos a cabo precisamente como eso, como un juego, sin perder la actitud exploratoria que nos lleva a decir: “A ver qué sale de aquí” o “¿me gusta la propuesta generada por la IA o no merece tanto la pena?”. En Lección-e tenemos en todo momento presente que la persona —tanto estudiante como el profesor— están por encima de la máquina. Creemos que es la actitud más sana para mantener el control sobre el resultado. Al fin y al cabo, se trata de un experimento, una prueba en la que el juicio humano sigue siendo el elemento central.

En este sentido y como tercer ejemplo, preparando a una estudiante para C2 lanzamos un desafío intelectual: ¿Puede la IA ser autora legítima de una obra literaria?”. Nuestra alumna escribe poesía, así que pedimos a la IA que compusiera un soneto sobre las migraciones. El resultado fue técnicamente impecable: versos endecasílabos, cuartetos, tercetos y rima consonante. Ahora bien, ¿tenía alma el poema? ¿tenía ese soneto la emoción, la intención y el contexto que le imprimiría un poeta humano? ¿La perfección formal es suficiente para considerar una creación “literaria”? ¿Quién es el verdadero autor? Aquí nada es blanco o es negro, lo que queríamos era utilizar la IA para incitar el debate en torno a ella; algo esencial para formar el pensamiento crítico de los alumnos que, como recordamos siempre, es lo que se les pide en los exámenes oficiales.

La formación del profesor de español, clave para aprovechar el potencial de la IA

Teniendo en cuenta que nuestras clases son en línea, sería bastante extraño que no aprovechásemos todo lo que la tecnología nos ofrece en tiempo real. La enseñanza digital nos permite adaptar las dinámicas a la medida de cada estudiante con una inmediatez que antes ni imaginábamos. La IA y otras herramientas no solo añaden contenido, sino que lo hacen más dinámico, motivador y ajustado a lo que necesita cada alumno. Pasar por alto todo esto sería perder una de las mayores oportunidades que ofrece la educación actual también en el ámbito del español para extranjeros.

Pero todas estas posibilidades solo serán efectivas si el profesor se forma y experimenta. La tecnología por sí sola no transforma el aula, sino que debemos saber integrarla, entender sus ventajas y limitaciones y diseñar secuencias didácticas que incluyan al alumno como creador activo y crítico. Por eso hay que perderle el miedo. No importa el nivel ni la experiencia tecnológica: el primer paso es atreverse a explorar, probar y adaptar estas herramientas a nuestras propias realidades de aula. 

Todo ello sin olvidar que formarse no significa solo aprender a generar, sino también aprender a evaluar, cuestionar, seleccionar, y adaptar el resultado que ofrece esta tecnología. Solo así podemos garantizar que la IA sirve a nuestros objetivos pedagógicos de forma útil, ética y enriquecedora.

Como profesor de español, ¿cómo incorporas la IA a tus clases? ¡Comparte tu experiencia en los comentarios!